Saltar al contenido

¿Cómo se procesa el dolor?

mayo 3, 2020

Como ya sabemos, el dolor no es una experiencia puramente sensorial. Esto se ve demostrado por situaciones en las que hay dolor en ausencia de lesión tisular (Como en el dolor emocional) o situaciones en las que hay alivio del dolor en ausencia de medicamentos (Por ejemplo en la analgesia con placebo).

El proceso que nuestro sistema nervioso central sigue para tratar toda esta información es muy complejo. Para que te hagas una idea, se ha visto que incluso pacientes con insensibilidad congénita al dolor parecen capaces de evaluar los sentimientos de dolor de los demás, teniendo potencial de experimentar un afecto relacionado con el dolor. Todo esto sin haber tenido jamás experiencias de dolor sensorial.

Los efectos placebo y nocebo no son más que el resultado de cambios en las expectativas en función de factores situacionales y ambientales. Estos cambios en las expectativas por parte del cerebro se expresarán a través de los sistemas neuronales inhibitorios o facilitadores endógenos.

Teoría de la neuromatriz y la prominencia

Para romper la creencia de que el dolor es simplemente un estímulo nociceptivo que se produce en la periferia y llega al cerebro, se desarrolló la teoría de la neuromatriz. La teoría de la neuromatriz define varias áreas del sistema nervioso central (Tanto en la médula espinal como en el cerebro) que procesan el dolor de forma específica. Estas áreas regulan la percepción del dolor teniendo en cuenta aspectos como experiencias pasadas, creencias de la persona, aspectos culturales, etc.

Los investigadores se dieron cuenta de que en el planteamiento de la neuromatriz hay dos fallos: las áreas que se describen como específicas para el dolor no lo son. Estas áreas también procesan otro tipos de estímulos sensoriales. La segunda cuestión es que la neuromatriz no tiene en cuenta que diferentes estímulos tienen una relevancia diferente para el organismo. Hay un complejo sistema de evaluación para catalogar un estímulo como más o menos relevante. Esta categorización para los estímulos como amenzantes o no amanezantes no es llevada a cabo por la neuromatriz. Es aquí donde entra el concepto de prominencia. (Estudio, estudio, estudio)

Definición de prominencia

La prominencia se define como “la relevancia que tiene un estímulo, dependiendo esta relevancia de la relación entre este estímulo y los otros que percibe el cerebro”. Esta es fundamental para la supervivencia, ya que no tiene la misma relevancia un estímulo que nos indica lo dulce que está un pastel que un estímulo que nos indica que nos estamos quemando el pie con un ascua. La prominencia nos va a permitir focalizarnos en un estímulo amplificando el procesamiento neural para responder a él.

Que un estímulo tenga mayor o menor prominencia dependerá del contexto, experiencias previas del sujeto y expectativas del sujeto, así como señales provenientes del sistema nervioso autónomo o inconsciente, la función visceral y/o la situación de homeostasis del cerebro

Ojo, aunque es cierto que la red de prominencia se encarga sobre todo de dar relevancia a estímulos que puedan ser una amenaza y transmitir esta información al sistema nociceptivo, finalmente su objetivo es procesar eventos sensoriales significativos (Nociceptivos o no). Por tanto es una red que está en contacto con todos los sistemas somatosensoriales y no solo con el nociceptivo.

Como dato interesante, se ha observado que cuando aumenta la cantidad de ruido somatosensorial de fondo, por ejemplo al cepillar continuamente la piel, los estímulos nociceptivos se vuelven más difíciles de detectar. ¿Puede la terapia manual jugar sobre este hecho en el dolor?

La red de prominencia y su clasificación

Las diferentes áreas que conforman la prominencia seleccionarán los estímulos que merecen o no nuestra atención. Según la prominencia que tenga un estímulo se generará un comportamiento y unos u otros recursos neuronales como respuesta.

Esta red de prominencia se puede clasificar, de forma resumida, de la siguiente forma:

  • Regiones primarias. Se dedican a detectar los estímulos sensoriales, cognitivos y emocionales.
  • Córtex prefrontal
  • Tálamo
  • Amígdala
  • Regiones secundarias. En esta área se integrarán los estímulos detectados por las regiones primarias.
  • Circunvolución del cíngulo anterior
  • Ínsula anterior
  • Lóbulo temporal
  • Regiones terciaras. Se dedican a la homeostasis y estabilización.
  • Hipotálamo

Todas las regiones de esta red van a estar interconectadas, habiendo una retroalimentación constante de la situación, experiencias pasadas, sentimientos, etc.

Por si esto fuera poco, esta red de relevancia va a estar conectada con otras redes que procesan la atención ejecutiva o la atención dorsal. Numerosas enfermedades como el Parkinson, la obesidad, la esquizofrenia o la adicción, presentan cambios en estas redes. Estos cambios van a generar patrones alterados de conectividad y activación dentro de la red de prominencia, generando una alteración en el procesamiento del dolor.

¿Lo sabemos todo sobre cómo se procesa el dolor?

La respuesta rápida es no. Todavía no está claro si el dolor es disociable de otras sensaciones a nivel del sistema nervioso central.

En este artículo publicado en enero de 2020 hablan de todos los conceptos tratados anteriormente. Está claro que por un lado hay una red de saliencia/prominencia, o como se quiera denominar, que se encarga de procesar cualquier estímulo (Nociceptivo o no). A través de este procesamiento se captarán los estímulos que sobresalgan del entorno. A cada estímulo se le dará una importancia mayor o menor y en función de esto el organismo modificará su comportamiento.

Por otro lado, a la hora de sentir dolor, sí que está claro que tener un estímulo nociceptivo no es suficiente. Lo que no está tan claro es si las áreas que procesan el dolor son exclusivas para esta sensación o trata otras sensaciones diferentes.

Ajustes